Medellín genera en promedio 2.300 toneladas diarias de residuos sólidos, solo el 12% es aprovechado en reciclaje o compostaje.
Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, fecha que se celebra cada 5 de junio desde 1973, la situación ambiental en Medellín y Antioquia vuelve al centro del debate. Problemas como la contaminación del aire, la degradación del paisaje, la deforestación, el manejo ineficiente de residuos y la presión sobre los recursos naturales reflejan un panorama que exige respuestas urgentes desde las políticas públicas, la educación y la ciudadanía.
Según el informe más reciente del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá (SIATA), en temporadas críticas los niveles de material particulado PM2.5 superan los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud. En 2023, se registraron 40 días con calidad del aire catalogada como “dañina para grupos sensibles”.
A esto se suma el crecimiento urbano no planificado, que ha implicado la pérdida de áreas verdes y la transformación del paisaje. La deforestación también representa un grave riesgo en Antioquia. Entre 2018 y 2022, el departamento perdió más de 35.000 hectáreas de cobertura boscosa, según datos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM).
En materia de residuos sólidos, Medellín genera en promedio 2.300 toneladas diarias, de las cuales solo el 12% es aprovechado mediante reciclaje o compostaje, de acuerdo con cifras de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP).
Esto refleja una necesidad urgente de fortalecer la cultura ambiental y la gestión de residuos desde el hogar, la empresa y la institución educativa.
Gabriel Jaime Maya Vasco, docente del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad de Medellín, explica que los problemas ambientales de la región son estructurales y se han ido agudizando: “En Medellín tenemos varios problemas medioambientales que inician desde la calidad del aire, la contaminación atmosférica debido a procesos de combustión, principalmente por fuentes móviles. También hay una problemática creciente con el ruido urbano, que genera efectos en la salud y en la convivencia. Otro de los grandes retos es el manejo inadecuado de residuos sólidos, especialmente en la disposición inadecuada en cuerpos de agua, lo que ha generado emergencias recientes”, asegura.
El docente también resalta que en Antioquia los desafíos incluyen la minería ilegal, la pérdida de ecosistemas estratégicos y la disminución de la calidad del agua por actividades agrícolas e industriales. “Si bien existen esfuerzos institucionales desde entidades como Corantioquia, Cornare o el Área Metropolitana, la clave sigue estando en fortalecer la educación y cultura ambiental desde la niñez y mantenerse activa en la juventud y la adultez. También es clave el compromiso de los alcaldes y líderes territoriales para actuar con firmeza ante las denuncias ambientales y promover la conservación de los ecosistemas. El futuro depende de las decisiones que tomemos hoy”, insiste Maya Vasco.
En respuesta a estos retos, la ciudad ha puesto en marcha programas como el Pacto por la Calidad del Aire, que incluye estrategias para renovar el parque automotor, mejorar combustibles y controlar emisiones. Igualmente, se han impulsado proyectos de infraestructura verde, como los corredores ambientales y el Parque del Río Medellín, y campañas para promover el uso eficiente del agua y energías renovables.
Según el docente, entre las soluciones más urgentes se destacan: educación ambiental transversal, que cree conciencia desde edades tempranas, gestión integral de residuos y fortalecimiento de los sistemas de reciclaje y compostaje; renovación del parque automotor y mejora del transporte público y la recuperación de áreas degradadas, como parques urbanos y zonas de reserva.
