El análisis lo hace David Mendieta, abogado constitucionalista y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín.
El presidente Gustavo Petro ha anunciado la convocatoria a una consulta popular luego de que la Comisión Séptima del Senado no aprobara la reforma laboral. Sin embargo, este no sería el mecanismo de participación ciudadano adecuado y no tendría el respaldo de los colombianos, según explicó el abogado constitucionalista y docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín, David Mendieta.
“La consulta popular es uno de los mecanismos de participación ciudadana establecidos en nuestra Constitución, en el artículo 103 pero es importante resaltar que la figura a la que menciona o hace uso Gustavo Petro se encuentra en el artículo 104 que establece que el presidente, con la firma de todos los ministros y con el visto bueno del Senado de la República podrá preguntarle al pueblo decisiones de carácter nacional”, explicó Mendieta.
El profesor de la UdeMedellín explicó, además, que la consulta popular no parece ser el camino correcto para aprobar las reformas laboral y de salud: “nuestra Constitución y las leyes 134 y 1757 establecen que la aprobación o derogación de leyes debe hacerse mediante referendo, no mediante consulta popular”.
Además, señaló que “la ley prohíbe que se utilice la consulta popular para proyectos de ley articulados, por lo que el presidente tendría que reformular las preguntas como decisiones generales, lo que es complicado y sujeto a revisión por la Corte Constitucional”. En su opinión, este mecanismo “más que aportar a la realidad jurídica y política del país, genera un debate conflictivo y desgastante para las fuerzas políticas”.
Mendieta también mencionó que la consulta tiene varios escollos, entre ellos el reto más grande que es alcanzar el umbral de participación requerido. “Para que la consulta sea válida, debe votar al menos un tercio del censo electoral, es decir, alrededor de 14 millones de ciudadanos. Es un número difícil de alcanzar”, advirtió Mendieta.
El experto recordó experiencias previas que muestran la dificultad de estos procesos. “En 2003, el referendo impulsado por Álvaro Uribe apenas logró que una de las 15 preguntas superara el umbral. En 2010, otro intento ni siquiera pasó el control de constitucionalidad. En 2016, el Plebiscito sobre el Acuerdo de Paz impulsado por Juan Manuel Santos fue rechazado por una estrecha mayoría”.
Además, resaltó que “ambos presidentes tenían índices de aprobación superiores al actual presidente, lo que hace aún más complejo el panorama”.
Si bien el panorama es adverso, las reformas aún no están completamente muertas. “La firma de ocho senadores solicitando el archivo de la reforma laboral indica que, probablemente, será archivada, pues representan la mayoría en la Comisión Séptima del Senado”, explicó el académico.
En cuanto a la reforma a la salud, dijo que todavía tiene vida en el Senado, pero también pasaría a cuidados intensivos. “Hay muy pocas posibilidades de que sea aprobada a no ser que varios de estos senadores decidan cambiar la dirección de su voto y esto podría suceder pero es difícil especialmente porque, para nadie es un secreto, que estas personas ya tienen un voto cantado y de alguna manera responde a una realidad política del país y que de seguro cambiar el voto electoralmente tendría consecuencias”, concluyó el docente.
